En primer lugar, Dios no está incluido. Dios es supremacía absoluta y videncia insuperable. Está muy por encima de cualquier escala espiritista.
Adjunto un esquema de las diferentes etapas de un espíritu en la escala espiritista, que desarrollaremos en esta publicación:

Espíritus puros
Hablamos de pureza cuando se está completamente limpio, que no tiene lacras, que no tiene nada que superar en la Tierra ni en otros mundos. Porque ya lo tiene todo aprendido y superado. Sólo le falta la experiencia y el apoyo de Dios, porque ya pueden oírlo y verlo.
A partir de ser espíritus puros, Dios les da directamente fluido de entendimiento, conocimiento, moralidad, etc.
Los espíritus puros son los más elevados y forman el primer eslabón en la escala espiritista.
Jesús, es el espíritu puro más superior en la perfección de la pureza. Pero no está sólo, hay otros espíritus puros. Algunos los podríamos identificar por alguna reencarnación famosa en la Tierra, pero otros no.
Espíritus de luz elevados
Son espíritus elevados a la pureza de Dios, pero no llegan a la pureza todavía. Pueden estar muy cerca o muy distantes a ella, por lo que hay diferentes grados de elevación en este eslabón de la escala espiritista.
-Primer grupo de elevación o primer grupo elevados: muy cerca de la pureza, casi tocando a ella.
-Segundo grupo de elevación o segundo grupo elevados: estarían a medio camino.
-Tercer grupo de elevación o tercer grupo elevados: los que acaban de ascender a este grupo.
Espíritus de luz
Los espíritus de luz comprenden y por supuesto muy bien, el estado de las cosas materiales y espirituales. Pero dado aún no han superado el estado de la materia y del espíritu, no pueden enseñarlo y explicarlo.
Aquí también hay grados, pueden tener más o menos luz, que va a depender mucho del esfuerzo y valoración de las cosas, para que esa luz cada día sume de sus nuevas reencarnaciones, vaya superándose y ascendiendo en la escala espiritista o espiritual.
El grado de luz se puede detectar por la claridad de la luz. Los materializados no pueden verla, pero los iluminados sí. También los dividimos en tres grupos:
-Primer grupo de luz: muy cerca de la elevación, casi tocando a ella.
-Segundo grupo de luz: estarían a medio camino.
-Tercer grupo de luz: los que acaban de ascender a este grupo.
Espíritus que carecen de luz
Son espíritus que no tienen luz. Eso significa que no es fiable, porque si Dios no le ha otorgado la luz, es porque no considera que tiene conocimiento totalmente esclarecido y en suficiente grado de buenas intenciones.
Según su esfuerzo, según quieran aprender, según el empeño que pongan y razonen, así se van acercando poco a poco a la luz.
Es importante tener en cuenta, que a partir de este grupo, va a haber una diferencia abismal en la escala espiritista. El principio de la ascendencia hacia la elevación espiritual es el espíritu de luz. Su falta de conocimiento y motivación, no les permite acceder a la grandeza de conocimiento espiritual.
Espíritus primitivos
Son espíritus bajos, luchadores, combativos, sólo piensan en sobrevivir y por ser fuertes. Tienen poco aprendido, aunque tampoco podemos decir que sean malos ni buenos, simplemente le falta mucho conocimiento y no perturban a los demás.
Espíritus turbados
Turbado significa que no está donde debería estar. Son espíritus que vagan, que no sabe lo quiere, que no entiende ni quiere entender. Ha sufrido un shock de ideas y no razona. Sólo piensa en que es una cosa, que lo es y lo sigue siendo y no piensa cambiar, manteniéndose como es tozudo, egoísta, etc.
Hay dos grados de turbación: la clara y la turbia.
Espíritus de turbación turbia
Son espíritus en shock, se encierran en sí mismos, no hacen daño, pero se mantienen como en un letargo. No quieren ascender al mundo espiritual ni hacer nada. Les da miedo escuchar, les da temor todo y suelen refugiarse al lado de alguna persona, o incluso un sitio como una casa, un árbol, hasta un objeto y pueden permanecer allí.
En principio estos espíritus no hacen daño y aunque reciben ayuda de hermandades espirituales, siguen en su obstinada incomprensión. A veces es posible, que el apego a esa persona pueda engendrar miedo en esa persona; es entonces cuando es necesaria alguna intervención tipo curación a través de un médium completo o divina a través de la fe.
Por eso talismanes, amuletos, todo tipo de objetos que se venden con el fin de “proteger” a las personas de malos espíritus (exceptuando por supuesto los símbolos relacionados con Dios y su fe) son perfectos para ese tipo de espíritus turbados; pues creen que esa devoción y fe que volcáis en ese amuleto puede protegerlos de su miedo.
Y se posan en esos objetos emitiendo fluido negativo, que, aunque no afecte de forma agresiva en la materia, sí repele el alma al igual que dos polos opuestos. Por lo que acaban debilitando a esa persona y pierde eficacia en su hacer del día a día.
Espíritus de turbación clara
Son los espíritus malos y perversos. Éstos sí que pueden hacer daño. Son egoístas, brutos y llevan la maldad y la perversión hasta donde puedan sus posibilidades. Les gusta el lucro y habitan los lugares mundanos donde hay lujuria, dinero, donde se bebe y se alcoholizan las personas. Donde hay vicio, inmundicia y todo lo bajo y rastrero del alma.
Estos espíritus intentan infundir a esas personas sus ideas, ya que ellos no están materializados y no pueden, y así de alguna forma se sienten reflejados en esa persona.
Evidentemente estos espíritus de turbación clara sólo pueden influenciar a esas personas, si han sido abandonadas por sus espíritus guías, que son espíritus de luz elevados y se hayan visto obligados a marcharse por haber sido rechazados continuamente. Que quede muy claro, que sólo ocurre en esta circunstancia. Con nuestros guías, esta situación no puede ocurrir.
Entonces esos espíritus se aprovechan e influencian a esa persona. Y si esa persona bebía, ahora beberá más. Si era avaricioso, ahora lo será más. Si era egoísta, ahora lo será más. Y así sucesivamente, en todos los vicios, perversiones o inmundicias terrenales.
Por esa razón, es aconsejable que escuchemos esa voz interior de nuestros guías, pues sólo pretenden el bien para nosotros, ayudarnos y espiar todas las faltas posibles, que nos superemos y depuremos al máximo que podamos. Y así al volver al plano espiritual, estar lo más limpios posibles para que Dios nos valore y pueda otorgarnos una elevación mayor.