Entendemos como trastornos psiquiátricos aquellos que son relativos al entorno emotivo, ideológico y pueden perturbar la coordinación del pensamiento, así como del sentimiento.
Es decir, que cualquier alteración de la conducta, va a ser un problema psíquico. Pero también cualquier alteración orgánica, puede formar parte de un problema psíquico o mental.
Sin embargo, hay que distinguir aquellos trastornos en los que hay una alteración orgánica de base, de aquellos que tienen su origen en un mal planteamiento ideológico.
Origen de los trastornos psiquiátricos
Hay dos grandes grupos de trastornos psiquiátricos. Aquellos que son debidos a una mala coordinación del fluido que reciben de sus guías por un fallo orgánico a nivel cerebral. Y aquellos que son debidos a una ideología o pensamiento alterado, generalmente por una mala interpretación y eso conlleva a una alteración de conducta.
La epilepsia está relacionada con los trastornos psiquiátricos de base orgánica
Respecto a los que tienen su origen en un fallo orgánico, suelen aparecer en la infancia la mayoría de las veces. Y suele ser secundaria principalmente, a una epilepsia.
Cuando el fluido no se puede absorber o distribuir bien por una alteración en la formación del sistema nervioso y del conjunto de elementos que forma el encéfalo, va a tener consecuencias.
La sinapsis neuronal no se hará bien y los receptores cerebrales no recibirán la información adecuada para coordinar el movimiento, concentrarse, dirigir el pensamiento; porque en definitiva no tienen la capacidad necesaria de absorber o distribuir el fluido en cantidad suficiente para una buena ejecución del pensamiento.
No olvidemos que el espíritu está enclavado en el cerebro, en la glándula pituitaria. Ese espíritu para poder coordinar su cuerpo, necesita que todas las redes de transmisión de las neuronas estén en perfecto estado para poder absorber el fluido y también para poder distribuirlo.
Si hay cualquier afectación cerebral, en particular en el encéfalo o a nivel de bulbo raquídeo, habrá un gran problema en la organización de ese fluido, así como de absorción y distribución de este al organismo.
Podemos diferenciar dos tipos de alteraciones orgánicas:
- Los trastornos de captación nerviosa: el espíritu no recibe el fluido de forma adecuada a través del sistema nervioso. Absorbemos el fluido a través de cualquier sitio (nariz, boca, columna…). Ese fluido debe ascender hasta donde está el espíritu enclavado a través de la médula y de todo el encéfalo. Si hay fallo estructural del sistema nervioso, el fluido no llega al espíritu de forma adecuada.
- Los trastornos de conductibilidad nerviosa: debido a la incapacidad de realizar la sinapsis neuronal de forma adecuada. A pesar de absorber el fluido, se muestra incapaz de coordinar ese fluido y distribuirlo al cuerpo para realizar las diferentes funciones mentales y conductuales.
La depresión, el trastorno psiquiátrico más frecuente no orgánico
Este título puede sorprender, pues hoy día los psiquiatras afirman que existen depresiones endógenas con propiedad de enfermedad mayor, provocadas por déficit de algunos neurotransmisores. Y otras depresiones provocadas por diferentes estímulos o problemas, más conductuales, catalogadas de trastornos distímicos o ansiosos.
Ciertamente, como hemos visto, el espíritu y el cuerpo están en completa sintonía y funcionan integrados como uno solo, estando materializados. Por lo que, no nos debería asombrar ver cómo el espíritu induce a la formación de una u otra sustancia, también neurotransmisores, para adaptar su humor o sentimiento.
Pero también sabemos, que no todos reaccionamos igual. Por lo que hay personas que tendrán déficit y otras que no. Y esto no debería etiquetar a los pacientes para recibir un tratamiento u otro. De hecho, hay que tener mucho cuidado al tratar farmacológicamente este tipo de trastornos psiquiátricos no orgánicos.
La depresión supone para aquel ser que la padece, una afectación de una sobrecarga de emociones, de sentimientos, generalmente relacionado con una sobrecarga de problemas, en los cuales ese ser, esa persona, se siente incapaz de poder resolver o incapaz de poder luchar o de poder escalar esa situación. Y al caer rendido, se sumerge en el estado depresivo.
La depresión implica no afrontar con fuerza, con coraje y con ánimo, todo aquello que se nos presenta en la situación de la vida, de la reencarnación. Estos hermanos depresivos, su principal problema es no desear luchar con la verdad que le perturba a estar en esa situación.
Pongamos un ejemplo sencillo:
Imaginemos que un muchacho encuentra un empleo y es incapaz de hablar, debido a su timidez, con la encargada que es una mujer. Debido a esa incapacidad de afrontar a una mujer, se siente como desplazado hacia sí mismo. Cuando su jefa se dirige a él, se siente en inferioridad de facultades hacia ella. La falta de voluntad de nunca intentar superar esa agresión, ese sentimiento, lo arrastrará toda su vida y puede conducirlo a un estado depresivo que difícilmente hallará salida sino afronta con valía esa realidad.
¿Cómo ayudaremos a este muchacho? ¿Un fármaco cambiará su forma de actuar? Seguramente no.
Sí es cierto, que a veces, si la depresión está muy instaurada, y hay problemas de sueño o de gran ansiedad, pueden resultar útiles en primera instancia para ayudar a tomar el control de la situación.
Pero si no se toman medidas a nivel de decisión personal y planificación del cambio, la medicación puede resultar otro problema añadido. Pues si nos excedemos en medicar, puede anular con el tiempo el liderazgo del espíritu en organizar la función neuronal e incluso, con algún medicamento, puede aparecer la adicción.
¿Cómo tratar o afrontar los trastornos psiquiátricos?
Respecto a los trastornos psiquiátricos de base orgánica está claro que el verdadero tratamiento está en manos de la medicina. De igual forma que hoy día podemos tratar por vía intrauterina malformaciones del feto por cardiopatía, por ejemplo, quizás podremos también tratar malformaciones cerebrales.
El día que la medicina integre a Dios en la ciencia para entender la fisiología humana, seguramente avanzará mucho más de lo que lo hacemos hoy día.
Porque difícilmente se va a progresar en este sentido, sino se comprende la necesidad del fluido y del papel del espíritu en el sistema nervioso.
Pero igualmente, podemos progresar en tratar los trastornos psiquiátricos no orgánicos, si lo entendemos bajo la mirada del espíritu y las dificultades de la reencarnación.
Hay que ser fuerte, luchar, dejarse ayudar por aquellos que tenemos cerca y tomarnos la vida con fuerza y con verdadero amor.
Hay muchas formas de depresiones, hay algunas que arrastramos de muchas vidas, pero también es cierto que, con fuerza de voluntad, con entrega y con unos buenos deseos y pidiendo a Dios, nuestro padre, que nos ayude, no dudéis hermanos, que es fácil de conseguirlo.
Por eso siempre os digo: pedid y se os concederá.
Por eso os digo, pedid a Dios que os ayude. Pero no basta sólo con pedirlo, sino que hay que forzarse, hay que luchar. Debemos luchar, porque de ello, de ese buen propósito va a depender nuestro progreso y nuestra elevación.
¿Por qué Dios permite que todas estas cosas sucedan?
Dios permite que existan las enfermedades mentales, principalmente para que los hermanos que habitan en la Tierra, se esfuercen para intentar comprender y se esfuercen día a día en conseguir a través de todas esas dificultades, conseguir así elevar su capacidad.
Por otro lado, también muy importante, aquellos familiares que están cerca, darse cuenta de la suerte que tienen de vivir una reencarnación juiciosa. Porque también es necesario que valoremos nuestra verdadera razón de la existencia en la materia. Pensad que hay hermanos que se ofrecen voluntarios a reencarnarse con déficits cerebrales para ayudar a los hermanos a valorarse más a ellos mismos.
Y para los hermanos que están con esa enfermedad, con esa deficiencia, darse cuenta de lo que significa estar viviendo así y al mismo tiempo, sentirse apartado del mundo.
Aunque también quiero deciros que estos hermanos disfrutan durante el sueño de su buena capacidad.