El universo es una ampliación indefinida de sustancia. Es decir, de poder albergar más galaxias y planetas de los existentes, jamás llegaría a llenarse. Dios ha creado el universo infinito y aun viajando hacia los extremos a velocidad de la luz, nunca llegaríamos al final porque así Dios lo ha dispuesto.
Dentro del universo se conforman los diferentes mundos con sus sistemas solares, sus estrellas y sus planetas accesorios. Y todo ese sin fin de planetas, estrellas, todo ese conjunto alberga un mundo.
Hablaremos de planetas cuando nos referimos a los astros que Dios ha creado, pero que no ha dotado de vida, que por supuesto realizan una función, pero no ha sido preparado para nuestra encarnación. Y hablaremos de mundos, aquellos en los que están destinados para reencarnarnos y Dios los ha preparado para contener vida.
Debemos de tener presente que este universo ha sido creado por y para exclusivamente la vida material. No debemos entender, por tanto, que el plano espiritual está hospedado aquí. El universo es el emplazamiento del plano material, de los mundos preparados para la reencarnación sólo y exclusivamente.
¿Cómo funciona el sistema planetario?
Alrededor de ese mundo, de ese planeta habitado por vida humana, circundan otros planetas que tienen su función y están creados para servir a ese mundo. Pueden ayudarlo con su atracción y rotación a mantener la atmósfera, la polaridad, y con su energía, ahora mismo incomprensible con nuestra inteligencia, moldear las corrientes de presión, permitiendo la renovación continua de ese planeta principal, de ese mundo habitado.
Todos estos planetas serán secundarios y no existe o existirá una atmósfera adecuada que pueda albergar vida humana; pues así está dispuesto por Dios. Y en todos los mundos, en todos los sistemas planetarios, así es: Hay un mundo principal y unos planetas secundarios.
Todos los mundos están regidos por un sin fin de estrellas y un único sol. Las estrellas son cargas de energía, en una palabra son una especie de pilas o baterías que ayudan y abastecen al sol, a la gran energía del sistema, que sirve para mantener la vida en los diferentes mundos.
El sol no sería nada sin las estrellas, todas y cada una de ellas. Siempre las estrellas se van renovando, por eso hablamos de la analogía de las pilas, ya que son cargas que van nutriendo al sol. Y estas pilas cuando se acercan al sol se descargan y cuando se descargan, se destruyen. Por lo tanto, una estrella no tiene vida propia, tiene un tiempo limitado. Ese tiempo depende de lo cerca que esté del sol o de su grandeza, de su tamaño; cuanto más cerca del sol y menor tamaño, menos tiempo tendrá de existencia.
Existen estrellas con cierto volumen y muy potentes, que pueden alternar miles y miles de años, pudiendo marcar un patrón estable en nuestros cielos. Esas estrellas permiten y siguen dando energía al sol, debido a que pueden absorber energía de otras estrellas. Por lo que pueden permanecer por siempre latiendo.
Este sistema de graduar el acercamiento al sol y por tanto de graduar la absorción de energía por el sol, según su concentración; es lo que permite dotar a una galaxia de una energía de fuerza estable y eterna. Esa energía que manejan las estrellas es la energía que conduce Dios para mantener y controlar el sistema. Este sistema debe disponer de un equilibrio exquisito, pues debemos entender que si todas las estrellas se acercaran al sol, éste las absorbería y crecería de forma descontrolada su luz y su calor.
Existen 10 mundos con vida
Existen diez galaxias creadas hasta el momento. Cada galaxia alberga un sistema solar, conformado por un único sol y un sistema de estrellas. También contiene diferentes planetas y sólo uno de ellos está preparado para la vida. Existen, por tanto, 10 mundos con vida humana.
De los diferentes mundos, a parte de un sol que brilla y alumbra a cada uno de esos mundos, sí que existen diferencias en cuanto a los planetas y a las estrellas. No van a guardar la misma organización que en la Tierra, pero prácticamente sí que siguen un mismo funcionamiento.
El planeta y el mundo más grande que existe es el mundo primero, que aproximadamente si lo comparamos al planeta Tierra, es diez veces mayor. Su densidad en la atmosfera también es más pesada. Por lo tanto, la materia pesa allí más que aquí, por ese motivo la estatura de sus habitantes varía en torno a la talla de unos tres metros. Son físicamente en comparación más fuertes, casi unas tres veces más respecto a un hombre normal en la Tierra. Poseen una estructura musculosa, que ni el mejor humano entrenado en la Tierra, puede comparársele. Podríamos llamarlos como los grandes titanes de la historia.
Paradójicamente, su estructura anatómica y fisiológica es muy similar a la nuestra, sólo mostraran cambios debido a las diferencias adaptativas de su mundo. Tendrán un corazón más grande para poder soportar la presión, unos pulmones más resistentes y un sistema capilar y alveolar modificado para poder respirar esa atmosfera más pesada. A pesar de estos pequeños cambios, pensad que cualquiera de nosotros allí moriría rápidamente, pues la presión nos aplastaría con nuestro propio peso.
La Tierra ocupa el 5º lugar en la Creación de los mundos
Como ya hemos explicado anteriormente, Dios creó a los primeros veinte espíritus y los tuvo un tiempo muy grande en el plano espiritual. Dándose cuenta Dios que no avanzaban en conocimiento y entendimiento divino, pensó Dios en crear unos mundos, en los cuales los espíritus se pudieran reencarnar en materia para desarrollarnos y comprender así mejor todo el significado del sentimiento de fe y de la verdad de la existencia.
Dios en primer lugar creó un mundo modelo, una especie de piloto. Y ese mundo siempre será el primer mundo, que por supuesto, no fue la Tierra. La Tierra ocupa y ha ocupado siempre un quinto lugar en la historia de la Creación. Y todos guardamos ese sentimiento del primer mundo, cada uno llevamos un sentimiento primitivo en el interior de nuestra alma o en nuestro espíritu.
En ese primer mundo, encarnó Dios en él a dos espíritus y por primera vez se produjo la primera pareja. En su primera encarnación esa pareja no tuvo hijos, pues fue una primera adaptación de ellos mismos, para que pudieran sentir un poco de sentimiento en sí mismos. Tuvieron que pasar como unos 250 años de nuestro mundo, su tercera reencarnación, para que Dios permitiera que tuvieran un hijo, para que tuvieran suficiente entendimiento y comprensión para poder cuidarlo.
Podemos llamarlos Adán y Eva, da igual los nombres, ellos no necesitaban nombres. Pero sí, ellos fueron la primera pareja como humanos. Y tuvieron 10 hijos. De esos diez hijos, la mitad murió por desatención de los padres. Y de los cinco supervivientes, cuatro fueron hombres y una mujer. De esa mujer nacieron nuevos hijos y así se fue formando la vida en el primer mundo.
Este primer mundo fue bautizado por los primeros espíritus encarnados como Taur, que en su idioma significa “primero”. Tened en cuenta que estamos hablando de un mundo muy primitivo, y que tuvieron que pasar miles y miles de años para formar propiamente un idioma tal y como lo conocemos hoy día.
A medida que esos primeros espíritus avanzan con las diferentes reencarnaciones en el primer mundo, y van alcanzando inteligencia en su desarrollo, Dios ve que ya no se entendían unos con otros, pues empezaban a vislumbrarse diferencias evolutivas en cuanto aprendizaje entre unos y otros. Fue cuando Dios creó el segundo mundo.
Este segundo mundo no es tan grande como el primero, pero sí es unas nueve veces más grande que la Tierra. Y allí fueron reencarnados los espíritus que habían superado las enseñanzas del primer mundo. Y así se fueron sucediendo los diferentes mundos, según nuestra necesidad de aprendizaje.
¿Qué sabemos de los otros mundos?
Esto ya forma parte de nuestra curiosidad, pero daremos una pincelada para dejar una idea.
En el número siete, los habitantes son más bajos que en la Tierra, aproximadamente miden unos 120 cm. Pero no son enanos, no confundamos. El planeta es más pequeño, las cosas son más pequeñas y todo en general es más pequeño. Su capa atmosférica es más ligera; su cuerpo es mucho más ligero. Al ser más ligero, su respiración, sus pulmones van a tener una densidad también más pequeña, con lo cual pueden respirar y aguantar más el aire. Al realizar esfuerzo, prácticamente no sienten el cansancio, podrían estar en comparación a nosotros, una semana andando y no cansarse.
A partir del mundo siete, serán cada vez más ligeros. Nuestra fisonomía es semejante, nuestro cuerpo a grandes rasgos es asimilable, aunque adaptado a su mundo. Generalmente a más elevación de mundo, más inteligencia, más detalle, más hermosura y más estilismo; no sólo en los cuerpos sino en los elementos de la naturaleza que conforman ese mundo.