Hay un punto de inflexión en el cual un espíritu empieza a entender la verdad de la existencia, iniciando así la carrera espiritual.
Un espíritu en su origen, es en esencia un ser libre e inexperto con plena capacidad para aprender. Así es como Dios Nuestro Padre nos ha creado.
Y en esos inicios el espíritu es primitivo, rudo en sus maneras, impertinente, indulgente y especialmente vanidoso. Pues se siente fuerte con la capacidad espiritual y no comprende el camino que Dios le ofrece.
Es gracias a las reencarnaciones en los primeros mundos, que el espíritu se amolda y transige a acogerse a la fe de Dios. Reconocer su origen, sentir la fe, de la necesidad de proteger y respetar a sus hermanos, es el origen de la capacidad de amar a Dios, a sus hermanos y a él mismo.
Ese es el punto de inflexión, esos sentimientos y el desarrollo de esas capacidades es la llave que abre la carrera espiritual. El primer escalón pues, es llegar a ser un espíritu de luz.
Espíritu de luz
Ganar el ser un espíritu de luz es la parte más larga y exhausta del camino de la perfección espiritual. Muchas son las reencarnaciones necesarias para aprender la valía del espíritu. Muerte, guerras y un sinfín de vidas en pro de la búsqueda de la fe, del respeto a la vida, del amor de los tuyos.
Pero bien vale la pena, hermanos. Pues ese galardón de luz nos abre la posibilidad de seguir avanzando en el camino de Dios y descubrir nuevas capacidades y sensaciones. Es decir, expandir nuestra capacidad espiritual.
Y es cuando el espíritu siente la necesidad de seguir avanzando, ya no hace falta motivarlo. Él plantea y solicita sus propias reencarnaciones. Evidentemente, según su capacidad, será más o menos guiado por los hermanos superiores, pero sin duda alguna, él será por fin consciente de su potencial y buscará por todos los medios la perfección espiritual.
Cuando somos espíritus de luz, se nos abre la puerta a otros mundos materiales y el primero es este, nuestra Tierra. Un mundo lleno de confusión, pues es aquí donde se prueba si todo lo aprendido atrás realmente se ha comprendido. Por ese motivo, aún hay guerra aquí y desigualdades. Pues no todos parecen tenerlo tan claro.
La Tierra, el mundo de la confusión
En este nuestro planeta, la mayoría pues, serán espíritus de luz. Sus reencarnaciones estarán relacionadas en profundizar y desarrollar esa capacidad de amar. Enfrentarán de nuevo su fe viviendo multitud de ideologías y deberán aprender una valía extraordinaria, saber imperar lo espiritual a lo material.
Sin embargo, también existen espíritus que aún no han obtenido el galardón para ser espíritus de luz. Y es que no podemos olvidar que somos hermanos. Hemos compartido reencarnaciones juntos y hemos establecido importantes vínculos con algunos de ellos. Y queremos seguir avanzando juntos en la carrera espiritual.
A veces, puede ser una motivación y una gran ayuda, el poder compartir una reencarnación con un hermano afín, a pesar de estar un poco por encima de tus posibilidades. Aunque esto debe estar supervisado por los hermanos superiores y permitido por Dios. Pues no podemos olvidar, que a veces lo que proponemos en pro de la ayuda de nuestros hermanos, puede por el contrario entorpecer.
Y también podemos encontrar espíritus elevados, por el mismo motivo. O a veces también, porque han retrocedido y deben reaprender alguna cosa.
En todo caso, estamos ante un mundo muy particular por la gran cantidad de situaciones espirituales que podemos afrontar.
Espíritu de continuidad
Y si tanta motivación existe en seguir aprendiendo en pro de continuar avanzando en la carrera espiritual, la pregunta sería: ¿Puede un espíritu encarnarse de nuevo al poco tiempo de morir?
Sí, efectivamente. Un espíritu para acelerar su aprendizaje, puede reencarnarse de nuevo al poco de morir, meses. Es lo que denominamos espíritu de continuidad.
Y esto es posible gracias al sueño. Durante el sueño no sólo podemos prepararnos para superar las situaciones de la vida actual, sino también de la futura.
Por supuesto, este tipo de situaciones está supervisado por los hermanos superiores y aprobado por Dios. Y se da cuando un espíritu se fuerza con tanta intensidad porque tiene una ilusión terrible en ascender.
Cuando Dios ve esa ilusión tan fuerte de un hermano no lo frena, sino que le da todas las facilidades.
Por ese motivo, hermanos, no desfallezcáis. Dios nos pone todos los medios necesarios, y sino los crea, para que avancemos en esta carrera espiritual.
Y no olvidéis, que por mucho que nos cueste ahora, que por mucho que veamos dificultad en el camino, ya hemos recorrido la peor parte de este. No tiremos por la borda tanto esfuerzo y sacrificio. El final, la pureza espiritual, bien vale la pena.