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El arca de la alianza

El arca de la alianza es un símbolo para todos los cristianos y también para los judíos, pues representa el habitáculo donde se guardaban las tablas de los diez mandamientos que Dios esculpió y confió a Moisés.

Las diferentes traducciones, versiones y modificaciones de la biblia no han ayudado a clarificar su verdadera historia. Sin embargo, nadie puede resistirse, pues ha pasado a convertirse en un tesoro arqueológico y su continua búsqueda la ha convertido en una auténtica leyenda.

Sí, existió un arca de la alianza. Pero lo más importante es que existen esas tablas de los diez mandamientos.

Las tablas de los diez mandamientos

La historia debe empezar por Moisés. El iluminado Moisés que libera su pueblo de la esclavitud del imperio de Egipto. Y a pesar de conducir a su pueblo hacia la libertad y demostrarles el poder de Dios, muchos seguían siendo idólatras.

Una vez más se demuestra que la fe no se gana con pruebas. Es por ese motivo que Dios esculpe con fluido a modo de fuego, como si fuera un láser de precisión, los diez mandamientos. Para sembrar de nuevo la Palabra de Dios y fundamentar una filosofía de vida que promoviera hacia la fe de Dios.

Eran dos tablillas de piedra rectangulares similares a las tablillas de los egipcios. Estaban esculpidas a ambas caras en lengua hebrea. Ni el láser más preciso actualmente podría vagamente imitar la perfección del trazo esculpido, pues fue fluido directo de Dios Nuestro Padre.

El poder de las tablas

Pero Moisés no lo tuvo fácil. Lo más duro no fue liberar a su pueblo de Egipto, sino infundirles la filosofía de Dios. Una vez su pueblo se sintió con libertad se desató la tiranía y el libertinaje. Dios tuvo que dotar a las tablas de poderes para que a través del miedo las respetaran.

Y los condujo 40 años por el desierto vagando en círculos, no por castigo de Dios, no porque buscaran el pueblo elegido donde vivir, sino para dar lugar al nacimiento de la nueva generación. Una nueva generación libre de idolatría, forjada en las enseñanzas de Dios a través de Moisés.

Moisés celebraba una especie de misas donde exponía las tablas y estas se iluminaban, resplandecían, incluso se sobre elevaban. A veces, y siempre por mediación de Dios, provocaban el movimiento de otras cosas o hacían temblar la tierra. Las tablas eran un símbolo de la Magnanimidad y el Poder de Dios.

Moisés muere y deja como jefe del pueblo, que no como sucesor, a Josué. Esto es muy importante que quede claro. Moisés, como guía espiritual e iluminado de Dios, muere sin dejar sucesor. El pueblo hebreo se queda sin comunicación directa con Dios.

Las tablas, sin embargo, aún tenían poder que Dios administraba a través de ángeles. Estos ángeles alertaban al pueblo y los aconsejaban.

La ciudad filistea

Moisés los dejó en el valle donde transcurría el rio hacia la ciudad filistea. Josué pidió permiso a los ángeles para tomar el poder de las piedras y atravesar el rio para llegar a la otra orilla donde estaba esa ciudad.

La condición que Dios impuso fue convivir con el pueblo filisteo y Josué accedió. Así que las piedras obraron el poder y las aguas del rio se abrieron, al igual que Moisés abrió las aguas en el mar rojo. Y los filisteos se quedaron aterrados al ver poder de los hebreos.

Pero Josué en vez de hacer elogios de humildad y promulgar la magnanimidad de Dios con su ejemplo, aprovechó esta temeridad para alzar las armas y conquistar la ciudad filistea. Era sin duda más fácil tomar la ciudad que formar una nueva.

La historia habla de otro milagro de las tablas. Dicen las murallas temblaron y cayeron para que los hebreos tomaran la ciudad. Este milagro no es cierto, fue añadido por generaciones posteriores para justificar la invasión de la ciudad filistea.

Y así fue como las piedras dejaron de tener poderes. No fue por castigo de Dios, sino porque fueron utilizadas para someter a otro pueblo. Y las piedras no tenían el objetivo de favorecer por la fuerza al pueblo hebreo, sino de representar la fuerza viva de Dios a todos los pueblos.

Sin embargo, las tablas siguieron existiendo y Josué las llevó consigo allá donde fue.

La construcción del arca

Atendiendo que las tablas quedaron sin poderes, Josué mandó construir un arca. Pues seguían siendo el símbolo de su pueblo y quiso representar un estandarte digno de su antiguo poder.

Es así como se construye un arcón de metal brillante para que imitara el resplandor que emitía en tiempos de Moisés, con el objetivo de perpetuar el fervor de su pueblo.

Así es como nace el arca de la alianza. Moisés nunca construyó ningún arcón para transportarlas, las llevaba siempre consigo como si fuera un libro. Pero Josué las transforma en un símbolo de poder para su pueblo.

El destierro del arca

Acontecieron plagas, sequías y epidemias. Atemorizados fuera consecuencia directa por castigo divino de Moisés al haber invadido con sangre y fuego a la ciudad filistea, lo atribuyeron al arca de la alianza.

Y por ese motivo decidieron desterrar el arca y la enterraron a las afueras de la ciudad para alejar la desgracia.

Con el paso de los años y generaciones, la ciudad se expande y así es como el arca acaba en los dominios de la ciudad de Betsemes. No porque nadie la trasladara ni la robara, sino por simple crecimiento poblacional.

La ciudad de Betsemes era una ciudad pagana y se dio a los vicios mundanos, la idolatría y la tiranía. Pero no sólo eso, también se burlaban de Dios y atentaban contra los que sí creían.

Por ese motivo Dios fulminó a esa ciudad y calcinó a todos los que ya no podían salvarse, por lo embrutecidos que estaban.

Pero no fue porque el arca estuviera allí. El arca tampoco fue la que fulminó la ciudad. Fue un meteorito que Dios propulsó hacia Betsemes.

Posteriormente la ciudad emergió de nuevo y el arca permaneció allí.

David y Salomón

Tenemos que llegar a David para que los judíos volvieran a acordarse del arca de la alianza.

Fue David quien tomó una legión y llegó a Betsemes para reclamar el arca de la alianza. Sin embargo, en el camino de vuelta a Jerusalén muere uno de los soldados que la portaba.

David atribuye su muerte a mal augurio y decide dejar el arca junto al soldado muerto camino a Jerusalén. Lo interpreta como un mensaje de Dios que Jerusalén aún no merece las tablas de las diez mandamientos. Por ese motivo deja el arca custodiada por una familia de confianza.

Sin embargo, antes de esconder el arca manda hacer pergaminos con el contenido de las tablas de los diez mandamientos. Y es gracias a eso por el que llega a los escritos de la Biblia hasta nuestros días.

Su hijo, Salomón, es quien finalmente la recupera. Y haciendo eco de su hazaña, manda construir el templo de Jerusalén para albergar el arca de la alianza. Todo un halago de poder con altar, candelabros…ningún detalle en oro faltaba.

Del templo de Jerusalén

Y aquí es donde empieza la leyenda, en el templo de Jerusalén. Lo bueno y lo malo, todo se le atribuye al arca de la alianza.

Unos dicen que un hijo de Salomón se la lleva a Saba consigo. Otros que el profeta Jeremías la entierra en el desierto para protegerla de las invasiones. Otros que fue robada por los propios sacerdotes del templo.

Pero lo cierto es que el arca no se movió del templo de Jerusalén. Aunque sí fue pasando de mano a mano hasta la llegada del imperio romano.

Cuando los romanos descubren el arca de la alianza la valoran como algo artístico y de gran valor coleccionista. Así es como la trasladan a Roma.

Cuando el imperio romano se convierte al cristianismo, empieza la decadencia del imperio, por lo que se ven obligados a usar el oro del arca y vender las tablas de los diez mandamientos para sufragar la protección de la iglesia a unos coleccionistas franceses.

Me pregunto si algún día, esas tablillas aparecerán en algún museo. Pero sin duda alguna, lo más importante es que el contenido de las tablas de los diez mandamientos han llegado a nuestros días gracias a los pergaminos de David y con ellas, la enseñanza de la Palabra de Dios.

Y el poder de las tablas tuvo también una importante misión para aplacar la soberbia de los idolatras y hacer eco del poder de Dios.

Sirva pues su verdadera historia para enaltecer su mensaje en nuestro recuerdo.

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