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El significado de los sueños

Con anterioridad hemos explicado la necesidad del sueño. El alma necesita desprenderse del cuerpo y liberar su espíritu para descansar de la pesada carga de la materia. Igualmente, el cuerpo necesita descanso. Pero a veces recordamos sueños y no es fácil descifrar su significado.

¿Qué son los sueños?

El sueño es el estado necesario para el descanso de la materia y aprovechando ese tiempo, el espíritu puede liberarse de la carga tan pesada que para él significa el peso de la materia. Todo cuanto soñamos puede guardar relación sobre un presente o futuro de nuestra vida, sobre un pasado de nuestra propia vida o incluso de otras vidas, de otras reencarnaciones, de otros mundos.

El sueño es un recuerdo que se nos deja a disposición para enseñarnos, para reforzar la comprensión y se nos refortalece el espíritu para que cuando volvamos a entrar en la materia, ostentemos más capacidad y cojamos con más fuerza y más positivamente aquello que estamos realizando en nuestra vida, en nuestra reencarnación.

Los sueños son el reflejo de una experiencia en el plano del espíritu. Es un momento que se nos revela a través de ese sueño y guarda una relación con los seres espirituales, sean pertenecientes a nuestra familia de nuestra reencarnación o perteneciente a cualquiera de nuestras reencarnaciones anteriores.

A través de los sueños no sólo se refuerza el presente, sino también el futuro, como también se puede poner a prueba la capa­cidad intelectual de resolución de las cosas y la transformación de ideas de un espíritu. Es decir, se puede aprovechar el descanso del sueño para comprender puntos que aún no están claros, bien para reforzar su propia reencarnación o como punto de preparación para acceder un día a otra futura reencarnación sea de ese mismo mundo u otros más superiores.

El sueño es un recuerdo de nuestra estancia espiritual mientras dormimos

En un sueño puedes recordar la influencia de aquellos espíritus que has estado con ellos esa noche, que te han ayudado o te han advertido de posibles problemas o situaciones. O bien, que te inducen y te refuerzan la posibilidad de estar más cercano con la verdad.

Debemos tener en cuenta, que el espíritu pierde las capacidades espirituales cuando se introduce en la materia. Dicho de otra manera, no puede desplazarse a través del pensamiento.

Durante el sueño, al liberarnos del cuerpo, de la pesada materia, el espíritu no recobra todas sus facultades, pues aún sigue ligado al cuerpo por el cordón de fluido.

El espíritu encarnado no puede controlar a voluntad su estancia espiritual durante el sueño. Por ese motivo, sus guías siempre le acompañarán para que no se pierda por el reino espiritual y pueda volver rápidamente a la materia, cuando por cualquier razón el cuerpo nos reclama.

Los sueños son necesarios, es necesario el sueño. Si no hay sueño, no hay reciclaje de la comprensión espiritual. Es necesario que el espíritu se desprenda de la materia y durante el sueño no sólo pueda descansar de esa materia, sino nutrirse de ideas nuevas y se refortalezca al mismo tiempo, de su reencarnación y de la enseñanza de otras necesidades.

¿Podemos ser conscientes de estar soñando?

No todos los espíritus encarnados se dan cuenta de que se trata de un sueño.

Por regla general, si se tiene una buena capacidad espiritual, es decir, si se trata de un espíritu elevado, probablemente sea consciente que está dormido e incluso pueda recordarlo.

Sin embargo, no es fácil. Cuando un espíritu se desprende del cuerpo puede estar más o menos confuso dependiendo no sólo de su elevación, sino de la capacidad de desprendimiento de la materia. Es decir, se trata de una habilidad que no está relacionada intrínsecamente con la elevación espiritual.

Cuanto más desprendido de la materia esté ese espíritu, es decir, esté más habituado a entrar y salir del cuerpo, y dominar esa situación con seguridad junto a tus guías; más claridad espiritual tendrá. Eso predispone a eliminar casi totalmente, en minutos o horas, la turbación de la materia, que generalmente acompaña al espíritu que acaba de desprenderse del cuerpo.

En ese estado de consciencia del sueño, el espíritu se siente identificado con todo lo que está sucediendo a su alrededor, y es consciente de todo cuanto sucede. Por lo que atienden a las indicaciones y comprenden los matices de aquello que se les comunica.

Sin embargo, hay espíritus que no se libran de esa turbación y permanecen en un estado de semiinconsciencia durante el sueño. En este caso, al no estar conscientes de su estado y de lo que sucede, prácticamente no hacen todo el caso que debieran ni comprenden de la misma forma.

¿Por qué no siempre recordamos lo que soñamos?

Si ese espíritu se desprende con facilidad de la materia y sale de la perturbación, ese espíritu puede confraternizar bien a través de la enseñanza con sus hermanos más superiores, a que le ayuden éstos o sus guías a refortalecer su reencarnación. Incluso también puede hacer nuevos estudios y planteamientos en el plano espiritual, como por ejemplo prepararse para una nueva vida próxima de reencarnación.

Ese recuerdo puede no sernos de utilidad en nuestra reencarnación actual. Es más, pudiera incluso generar conflicto en la actual.

Es por ese motivo, que hay épocas en las que no recordamos lo que soñamos.

El hecho de no recordarlo es para que no interfiera sobre las ideas en nuestra presente reen­carnación.

Si recordamos lo que soñamos es para indicarnos otras cosas, a través de nuestros guías y siempre bajo el permiso de Dios, nos deja un recuerdo, un estímulo para advertirnos de algo o para tengamos cuidado de algo o para indicarnos que algo no va bien. Aunque no siempre le prestemos atención.

¿Por qué los sueños contienen elementos que confunden su significado?

No podemos olvidar que el sueño es un recuerdo de una vivencia de nuestra estancia espiritual mientras hemos dormido. Y ese recuerdo alberga sentimientos espirituales de comprensión o reacción a lo que hemos estado estudiando o valorando con nuestros guías u otros hermanos superiores.

Al intentar comprenderlo bajo nuestro prisma de vida material, podemos encontrar ciertos elementos que confunden. Como por ejemplo que «volábamos»; «había una persona que no me hablaba, pero lo entendía»; «iba vestido de otra manera»; «jamás he estado en ese sitio»; «que estaba con gente que no conocía»… O incluso, se añadan elementos de ficción.

Toda esta ambientación está motivada para promover nuestra atención y algunas veces se debe a nuestro propia capacidad de entendimiento que asimila más fácilmente asociando al significado del sueño unos elementos u otros.

Pero debemos de tener claro que ese sueño lleva consigo un mensaje. Los elementos están al servicio de ese mensaje y sólo complementan. Ese mensaje nos llega a través de la emoción y el significado de ese recuerdo.

Al igual que sucede con las videncias espirituales que Dios nos otorga, seamos o no médiums, los sueños son mensajes para las personas que lo recuerdan.

Esa misma persona será la indicada para descifrar su propio sueño. Pero si aún así, esta confusa, puede recurrir a un médium vidente completo para que la ayude a buscar su significado. Porque si Dios nos ha dejado un mensaje, sin duda, debemos procurar entenderlo por nuestro propio bien.

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