Somos espíritus y hace mucho, mucho tiempo que existimos. Son muchas las reencarnaciones que hemos vivido hasta llegar aquí en este mundo, la Tierra.
De todos los mundos que existen, la Tierra es el mundo que más reencarnaciones suele necesitar un espíritu para superarlo.
Mantener la fe en Dios y vivir de acuerdo con las cosas de Dios significa salvar muchas dificultades y lacras contigo mismo, perjuicios e imperfecciones que tienen que ver con la humildad, solidaridad y humanismo en toda y cada una de las facetas que nos encontremos.
La Tierra, el mundo de la confrontación
Nos reencarnamos en la Tierra sintiéndonos acreedores de nuestra fe, pensando la gran mayoría que nada de lo que puedan afrontar en sus reencarnaciones, puede entorpecer su mirada bajo la ideología del Espiritismo de Dios que llevamos dentro.
Sin embargo, las cosas son diferentes una vez reencarnados y para muestra la realidad del presente que vivimos.
La Tierra un mundo donde Dios abre la inteligencia del hombre, le pone a disposición la sabiduría para que a través del fluido que le proporciona elija, cree y participe de la magnanimidad del espiritismo; y el hombre víctima de su propio ego y vanidad le da la espalda. Cree que ahora, con ese poder, ya no necesita de Dios.
Pero Dios vuelve a confiar en nosotros y nos envía iluminados, médiums, profetas a lo largo de la historia para que vuelvan a sembrar la semilla de la fe una y otra vez.
Pero de nuevo, el hombre utiliza la ideología de Dios como arma buscando la opresión del prójimo y se da rienda suelta a las religiones, que como cartas se reparten por todo el mundo, como si Dios y su Ideología pueda tomar forma y modelo a capricho de la humanidad.
Y de nuevo, Dios permite que el hombre aprenda de sus propios errores y banalidad porque, aunque sean pocos, algunos puedan salvarse. Entendiendo la salvación como la superación de la reencarnación, la comprensión de las cosas de Dios y evolución hacia la vida eterna, para alcanzar la pureza que nos permita estar al lado de Dios.
La eternidad está de nuestro lado y la paciencia de Dios parece infinita.
La Tierra, es sin duda, el mundo de la confrontación.
Con poder, ¿seguirás viendo que todos somos hermanos y que debes solidarizarte?
Con riqueza, ¿ayudarás al prójimo más necesitado?
Con inteligencia, ¿sabrás utilizarla humildemente y seguir sintiéndote hijo de Dios?
Con belleza, ¿seguirás siendo fiel a la bondad de las cosas y tratarás a todos por igual?
Con enfermedad, ¿podrás elevarte y adaptarte para seguir sintiéndote parte de la vida?
Con placer, ¿podrás mantenerte al margen del vicio y mantener el equilibrio de la virtud?
En la muerte, ¿podrás sentir la fe y entregarte sin la duda?
¿Nos podemos reencarnar como genios y después como ignorantes?
No suele ser así. Por regla general, Dios va otorgando más inteligencia conforme se va evolucionando en la escala espiritual.
De esta forma, hay más probabilidad que el genio no fracase y que su inteligencia no la utilice para el mal, para oprimir y aprovecharse del prójimo, sino para el bien de sus congéneres.
Aunque cuidado, si el genio, el hombre de ciencia se embrutece y utiliza su dote para el mal, puede volver al inicio de nuevo. Y la próxima reencarnación ser de nuevo ignorante.
No se trata de un castigo. Si en esa reencarnación como genio has fracasado, probablemente haya olvidado a Dios, incluso haya promovido guerra y muerte.
Un castigo bajo el pensamiento actual del hombre sería reencarnarte siendo víctima del odio y la manipulación de otros. Nada más lejos de la realidad, se trata simplemente de volver a empezar. Es como si fueras suspendido la asignatura y tuvieras que repetir de curso.
La ignorancia no se obtiene por principio de vida, sino por abnegación de los principios divinos, de Dios.
Y me explico: imaginémonos un científico que se sienta tan inteligente y fuerte en sí mismo que se olvide de Dios. Y que cuando acabe su reencarnación siga pensando que todo cuanto ha logrado, ha sido sólo y exclusivamente por sus méritos, que no necesita a Dios y que no deriva de Dios.
Cuando ese hermano transciende al plano espiritual, dejando la existencia en la Tierra, embrutecido por la superioridad de él mismo, al encontrarse con los hermanos espirituales, es tanto su fanatismo en él mismo, que embrutece su propia sabiduría.
Y no reaccionando en la comprensión de la verdad de Dios, puede que en su siguiente reencarnación no pueda acceder a un plano ilustrado en la Tierra o en otro mundo más superior. Sino que vuelva de nuevo a la Tierra a empezar como ignorante, porque todo su desarrollo sólo le ha servido para enaltecer su egoísmo.
Científicos o no, somos hijos de Dios
Por eso mismo os prevengo: Hermanos, vosotros que ocupáis cargos importantes dentro del desarrollo de la Tierra, vosotros que con vuestras investigaciones desarrolláis vuestras mentes, pensad que si no fuese por la ayuda de Dios no podríais hacer nada.
No viváis en la ignorancia y ligaros a donde procedéis.
Acercaros nuevamente a vuestra procedencia.
No embruteceros, que la sabiduría os sirva para acercaros más a este Dios nuestro y no para alejaros de Él.
Desarrollaros en la Tierra para poder acceder a mundos más superiores, y que vuestra inteligencia y desarrollo acceda cada día a ocupar nuevos cargos y planteamientos ideológicos en vuestro desarrollo espiritual.
Que no os sirvan esos cargos que ocupáis en la Tierra, para recrudeceros y recrudecer a vuestros hermanos.
Que no debéis de luchar con Dios, en contra de Dios, sino al lado de Dios.
Que Dios no os exige ninguna lucha de armas, sino que simplemente os ayuda a comprender vuestra forma de existencia, os enseña a ser vosotros mismos, que desde las palabras y esta ilusión nueva que Dios os trae a cada uno, os apoyéis en esta reencarnación. Y disfrutéis cada uno de la posición que ocupéis y hagáis más seria, más firme y más cualitativamente importante y humana esta reencarnación.
Para que os sirva de señal y estimule vuestra alma, acercándose más a Dios nuestro padre, al que nos creó, al que nos dio la vida del espíritu, el que nos da y nos está dando la vida en la materia.
Él que nos da fluido cada día y Él que nos ayuda a que nazca diariamente en nosotros una ilusión en el sentimiento de lo humano, en el sentimiento del alma y nos estimula para que cada día, seamos más justos y positivos con los demás, incluso hacia nosotros mismos.
De la misma forma, ¿primero nos reencarnamos como pobres y luego como ricos?
No necesariamente. Se puede nacer en la pobreza y no ocupar necesariamente la riqueza para triunfar.
Ser rico implica tener dinero y en este mundo eso significa poder para acceder al cargo quieres o hacer lo que quieres.
De forma contraria, ser pobre implica tener que ganarte con tu propia valía y talento las cosas.
Así que va a depender más bien de otras cosas a expiar o cosas que aprender, para poder elegir en qué escenario te será más favorable, si siendo rico o pobre.
Si esa riqueza en vez de ser una ayuda, ha sido un fracaso para la realización de tu reencarnación, seguramente en la próxima serás pobre por tu propio bien.
La riqueza hermanos, no supone el último eslabón en las etapas materiales, como si fuera un premio, sino simplemente una cosa más a superar.
Es cierto que debemos de nacer como pobres y ricos, pero que el hecho de que nazcamos como ricos, no significa que esa es nuestra última etapa. Es una etapa como la de pobre que hay que superarla.
Así que indistintamente en estas dos etapas, puedes nacer primero como rico y después como pobre, o al revés. No guardan una relación de orden.
Aunque generalmente, si se triunfa como pobre y rico, lo que toca después es partir desde la pobreza hasta llegar a esa posición dentro de la escala social de primera línea, pero ya no por la riqueza, sino por tu propia valía, para ganar seguridad y compromiso.