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Atlántida

La existencia de la Atlántida no está demostrada científicamente. Si bien existen muchas teorías, incluso arqueológicas, que relacionan restos de antiguas civilizaciones con la ciudad de la Atlántida, aún no tenemos la validez científica necesaria para demostrar que existió.

La podemos considerar pues, como un mito, ya que la única referencia que disponemos es el libro sobre Critias, de Platón. Un libro inacabado, cuyo final sin resolver o robado, ha dejado siempre en interrogante si en verdad existió esta fabulosa civilización.

Algunos autores dicen que pudiera ser una invención de Platón para dar ejemplo de moralidad. Pero lo cierto es que estos grandes escritores griegos, si bien acrecentaban sus historias, se basaban en hechos históricos. De ahí la creencia, que Atlántida pudiera haber existido.

Antecedentes históricos

Platón nos describe la ciudad de la Atlántida como una civilización antes de la era faraónica egipcia, “unos 9.000 años antes de los diluvios”. Debemos saber que, para Platón la época que viven nace tras un gran periodo de diluvios.

La isla, según Platón, se encontraba al norte de África y al lado de Gibraltar. Era una isla muy rica en arboles frutales, muy fértil. Y disponía de un mineral único, el oricalco.

Eran grandes constructores y arquitectos: canales de agua, puertos, templos, palacios, fuentes de recolección de lluvias, casas en grandes árboles, pasillos fluviales bajo el agua…

Y grandes navegantes. Invadieron los pueblos mediterráneos cercanos, islas y Egipto.

Mantenían unos extraños ritos en los que bebían la sangre de un toro sacrificado, después lo quemaban y sobre sus cenizas juzgaban a los prisioneros. Si sobrevivían tras beber la sangre, lo condenaban a trabajos forzados de por vida; sino morían. La sentencia se escribía en oricalco.

Sin embargo, también existían hombres sabios, llamados clarividentes, que con los años fueron repugnados. Esto condujo al pueblo a la indecencia y a la decadencia moral.

¿Existió la Atlántida?

Sí, Atlántida existió hace aproximadamente 12.000 años antes de Cristo y fue una de las primeras grandes civilizaciones de la Tierra.

Geográficamente se situaba a unos 350 Km al sur de la costa italiana, en la sección trazando una perpendicular a 800 km desde Gibraltar.

Originariamente provenían de una tribu egipcia que, aunque aún no muy desarrollada y ni mucho menos faraónica, sí que tenían alguna idea de navegación.

En esa época existían muchas tribus en Egipto, pero todas ellas muy independientes y autónomas entre sí. Por lo que cuando decidieron emigrar a otra tierra adentrándose en el mar, lo hizo toda la tribu al completo.

Fue una civilización modelo, pues fue pionera en todo, ya que todo estaba aún por conocer. Por este motivo, los griegos escogen esta civilización como modelo a seguir, siendo habitual la comparación entre atlantes y atenienses.

Esto dio lugar a la invención de muchas historietas de dioses y aventuras, para que arraigara en el pueblo dicho ejemplo. De ahí, y a pesar de los siglos que separan esta historia con Platón, haya llegado su recuerdo en esta historia de Critias.

Al ver la isla tan fértil, enclavaron su poblado allí y decidieron que aquella sería su patria. Es importante subrayar este concepto, pues los atlantes eran muy patriotas y estaban muy orgullosos de haber encontrado ese marco perfecto para vivir. Y nombran a su isla como Atlántida en honor al dios de la tierra, Atlas.

Atlántida, una ciudad para recordar

Sus construcciones fueron monumentales. Atlas te daba la bienvenida al puerto principal. Edificaron un dios Atlas en la entrada del puerto principal, aprovechando parte de la propia roca, donde parecía abrir el paso con sus brazos, separando dos montañas. Los barcos cruzaban bajo sus piernas.

Era una isla muy fértil, pero muy montañosa. Y con la expansión de la población, se hizo necesario construir casas en las montañas y en la copa de los grandes árboles. Y para conectarlas grandes pasadizos colgantes, incluso bajo las cataratas.

Los atlantes eran muy patriotas y estaban muy orgullosos de su isla, por lo que su trabajo estaba destinado en gran parte a enardecer su tierra.

Se realizaron como grandes agricultores y artesanos. También grandes navegantes. Fue el primer pueblo que conquistó por mar los pueblos vecinos.

Sin embargo, estaban más interesados en el comercio y en extraer enseñanzas que pudieran serles útiles de sus vecinos, que de la conquista militar.

Aunque por supuesto, también tenían ejército. Unos guerreros muy bien uniformados, con túnicas y cintas de colores. Los antiguos griegos los imitaron.

El control o sometimiento de los pueblos conquistados eran los tratados comerciales. Los mejores artesanos eran trasladados a Atlántida para construir nuevos palacios. Así se crearon nuevas técnicas de construcción.

Establecieron en Atlántida no sólo un verdadero centro comercial del Mediterráneo, sino un centro artístico y filosófico, pues atrajeron a todo el potencial científico de la zona.

Esto dio lugar a una especie de república y senado, muy primitivo, para representar los sectores artesanos. De este modelo, los griegos supieron muchos siglos después, desarrollar en la auténtica república democrática.

Los maestros atlantes

Interesados en todo aquello que se les podía ofrecer, daban crédito a los médiums videntes, que pronto se estableció como otra organización grupal, encargada de orientar al pueblo en todo aquello que tuvieran duda.

No había escuelas, pero algunos miembros del senado enseñaban como maestros a quién tuviera interés, de cara a sucederlos en el futuro.

Existían una especie de cafés donde se reunían para beber alcohol y fumar cannabis.

En el campo de la Medicina, destacaba el uso de plantas y el implante de dientes de oro. Conocían bien la anatomía humana, pues hacían disecciones.

En el sector de herreros destacaron por el oricalco. No es que la isla tuviera ese mineral único, es que ellos fueron los pioneros y únicos en esos tiempos en usar esa aleación de cobre, zinc y plomo.

Como curiosidad, resaltar que en el pueblo atlante la prostitución también se reunía como oficio y se representaba como tal.

Dieron mucha importancia al pensamiento y se orientaron hacia la invención de nuevas cosas. Idearon para los barcos unas hélices mecánicas por poleas y rotación manual capaces de hacer navegar el barco. Así cuando el viento no era útil para mover el barco con las velas, disponían de otros mecanismos, aunque rudimentarios, para poder navegar. También inventaron una especie de poleas para alzar material de construcción. Incluso se atrevieron a colonizar el cielo con proyectos para volar mediante hélices, aunque no ninguno llegó a prosperar.

Sin duda, la mejor habilidad de los atlantes era la agricultura. La isla poseía gran variedad de setas y algas, por lo que inventan una clase de invernaderos bajo el agua para cultivar estas especies. Y lo hacen bajo el agua en un principio para ahorrar tierra, ya que, a pesar del crecimiento poblacional, siendo tan suyos los atlantes no quieren emigrar y toda tierra es poca.

Después descubren que es una buena forma de cultivo y se desarrollan mucho en estas técnicas. Fabrican unos invernaderos de una especie de vidrio muy duro para que pueda penetrar la luz. En fin, auténticas obras de arte para su tiempo.

Imaginaros, en esos tiempos, llegar en barco a una isla donde hay gente trabajando con poleas en las alturas y con invernaderos bajo el agua. Esto dio lugar a muchas historias fantásticas, que el tiempo se encargó de engrosar.

El fin de la Atlántida

Como en la mayoría de las grandes civilizaciones, tras grandes conquistas y riquezas, Atlántida llega a tener merecida fama de ciudad encantadora por sus edificaciones y su pueblo único.

Llegar a ser atlante fue el deseo de cualquiera en esa época, justificable, por tanto, que llegara hasta los griegos la repercusión de dicha fama.

Sin embargo, su recuerdo no sólo se debe a su magnífica historia, sino a su trágico final.

Tras una época de esplendor, los atlantes se dan a los dioses falsos, llegando a expulsar al grupo de médiums videntes. Es cuando surgen los sacrificios y ritos con sangre, que Platón recoge en su libro.

Como otros grandes testimonios finales de la historia, cuando el desarrollo ya no es una necesidad, el hombre olvida sus principios y se obsesiona con las cosas que no conducen a nada. La isla se volvió un centro de decadencia moral de vicios y sacrificios.

Un terremoto sepultó la Atlántida de forma completa, engulléndola hasta las profundidades del fondo marino.

Tras el terremoto se abrió una falla y nada quedó de la isla. Ni siquiera sus restos marinos.

De querer hallar restos de la Atlántida, deberíamos acceder a esta falla con una maquinaria submarina que no disponemos actualmente.

Su historia quedó reflejada en los pueblos que conquistaron y con el tiempo se convirtió en un cuento de una fabulosa civilización que levantó la más grande ciudad conocida en el mar. La codicia los venció y perecieron como castigo bajo el agua. El castigo de Poseidón, el dios de los mares para los griegos.

Esta historia llegó incluso a los egipcios y algún día descubrimos este cuento en las paredes de alguna pasadizo egipcio enterrado.

Lección de moralidad

¿Y por que Dios permitió el fin de la Atlántida?

En esos primeros tiempos, en que se alzaban las primeras civilizaciones, la población era escasa y primitiva. En cuanto se alzaba una civilización, la mayoría acudía y aprendían todo, lo bueno y lo malo.

La Atlántida fue un estímulo para la enseñanza en la Tierra e incluso para el Espiritismo. Pero la decadencia moral, el creer que todo lo podían inventar y cualquier cosa la podían poseer, los condujo a involucionar en el mismo momento en que se decantaron por el placer y los vicios.

Y Dios nos deja que actuemos con libre albedrío y permite que nos desarrollemos a nuestro criterio para que aprendamos y evolucionemos.

Pero cuando ve que no progresamos y que incluso, estamos perjudicando a los demás, entonces interviene para frenar nuestra caída.

Y vuelve a darnos una oportunidad.

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