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La brujería

La brujería data de hace miles años, antes de los tiempos de Abraham.

Se constató que Dios, siendo dueño y Señor de la Creación, de todo lo que existía en la tierra, decidió retirar la protección de los ángeles y los arcángeles, para que el hombre pudiera por sí mismo y no por temor a Dios, vivir y progresar a través de su propia experiencia.

Origen de la brujería

Al principio de los tiempos, Dios veía que no avanzábamos suficientemente en las reencarnaciones aquí en la Tierra. En los tiempos de Noé, Dios dispuso para nuestra ayuda ángeles y arcángeles que nos guiaban, siendo un refuerzo de nuestros guías espirituales. Por así decirlo, custodiaban el buen hacer. Se representaban a imagen como si una persona se tratara y te indicaban por qué habías obrado mal y cómo debías hacerlo bien. A veces, incluso, intercedían para evitar muertes y malos actos.

Pasado este tiempo, Dios retira ese refuerzo, para que aprendiéramos verdaderamente por nosotros mismos y no por el miedo infundado por Su ejército.

La brujería empieza a partir de esa retirada de Dios, nuestro padre, de los ángeles y los arcángeles, que velaban por la dignidad en la tierra. Estamos hablando de los primeros milenios de la vida terrestre.

¿Qué es la brujería?

La brujería es escogida por aquellas personas que intentan buscar o encontrar sustancias que puedan dominar la capacidad de la mente, la capacidad de pensar de las personas, que puedan modificar el sentimiento del alma.

La creación de la brujería es la parte negativa de la civilización. La brujería encuentra refugio en los deseos más bajos de la inmoralidad y se consagra en sus ritos diabólicos, satánicos; buscando el poder de un dios maligno, un pretencioso satán, el señor del mal, que no existe.

Sin embargo, sí que existen espíritus malvados que pueden ayudar, de alguna forma, a los propósitos que persiguen estas formas de brujería.

Sucedió que cuando se nos dio la libertad de vivir sin la guía del ejército de Dios, se emprendieron a la búsqueda de transformar el fluido que recibimos de Dios. Y empezaron a confundir todas las formas de ayuda del fluido, que a través de los distintos hermanos guías espirituales les infundían.

La brujería nace pues, del desconcierto de la verdad y el propósito de no seguir la fe y el camino que conduce a Dios.

El desconocimiento de la ciencia enumeró sucesos inexplicables que originaron miedo. El miedo y la conformación hipócrita de las primeras y primitivas formas medíunicas dio lugar a una confusión de la realidad y asociaciones pseudodivinas por el temor de un dios.

Ese miedo se confundió  y se fue desprestigiando la ilusión divina, cayendo y buscando una imagen, un propósito, una forma ideológica en forma del mal para que se pudiera enfrentar en el pensamiento de los seres humanos a Dios.

¿En qué consiste un rito de brujería?

Se hacen valer de drogas o plantas que, gracias a sus alcaloides, consiguen efectos alucinógenos e hipnóticos. Así consiguen debilitar el cuerpo y exponer el alma en un estado de semiinconsciencia e hipersensibilidad a los signos espirituales que, de otra manera, pasaríamos desapercibidos por el manto de la materia, el cuerpo.

Si a esto le sumamos, que a estos ritos se acercan espíritus turbados para avivar el vicio y las inmundicias que ya no pueden disfrutar a través de un cuerpo, tenemos los ingredientes necesarios para un verdadero rito de brujería.

Partimos de la base, que la persona que se presta a estos ritos de brujería ya ha dejado a un lado la conciencia de sus guías espirituales y que probablemente, ya no disponga de la guardia y custodia que éstos le proporcionaban.

Estos ritos pues, predisponen a que estas personas puedan ser motivadas a engrandecer sus ideas perversas e incluso ser receptores de otras ideas que estos espíritus turbados puedan infundirle, estando en ese estado de semiinconsciencia inducido por las drogas.

Y estos ritos siguen igual, después de milenios y milenios. Han podido cambiar las drogas, o las vestimentas, o la forma de asociarse. Pero no hay nada más. Desvirtúan el fluido que Dios nos da para propiciar experiencias que potencien sus deseos malvados junto con otras personas que desean lo mismo y junto a estos espíritus turbados que alientan sus deseos.

¿Puede hacer daño un rito de brujería a una persona que no lo deseaba?

Para empezar, va a ser difícil que una persona que crea en Dios se preste a un rito de brujería. Pues como hemos explicado, la brujería tiene como objetivo desvirtuar el fluido y las cosas de Dios. Tu conciencia y tus guías te advertirán de lo negativo de acudir a estos ritos y, en consecuencia, simplemente no irás.

Pero imaginemos has sido obligado a ello, porque tus padres te han llevado, o tus “amigos” te han retado, o simplemente tengas la duda o la curiosidad de presenciar uno de estos ritos.

Siempre que esa persona se deje dominar o arrastrar por esas ideas y emociones malvadas que propician estos ritos, podrá verse influenciado y sumido en ese rito de brujería.

Será una experiencia que le provocará daño material a través de secuelas en forma de pesadillas o sucesos paranormales siendo objeto de espíritus turbados burlones. Estos ritos también pueden provocar incluso, daño espiritual, pues si ya dudabas de creer en Dios, ahora dudarás más. O si ya tenías ideas malvadas, ahora se verán motivadas.

Pero si esa persona se mantiene firme y unida a la fe de Dios, a nuestros guías espirituales y no hacemos caso de cuanto sucede a nuestro alrededor, y pedimos a Dios que nos ayude; siempre, siempre quedaremos liberados del mal y de cualquier forma o interpretación maléfica.

No nos afectará si no nos dejamos llevar por esos ritos o no nos arrastramos a esas ideas malvadas o no nos dejamos dominar por esa gente maléfica.

¿Existen los conjuros o hechizos?

Sí, pueden existir. Dios nos permite hacer el bien y el mal con el fluido que nos otorga. Es parte de nuestra enseñanza en nuestra reencarnación.

Si creemos en Dios, ni siquiera hará falta sepamos o vivamos conjuros, hechizos, filtros de amor, misas negras…

Pero si dudamos de Dios, o incluso nos enfrentamos a Él y nos adentramos en el mal: sí. Podemos ser pasto de esos conjuros y hechizos, porque así lo deseamos, porque nos dejamos dominar y arrastrar por esas ideas e imposiciones de otros. Ese fluido negativo penetra en nosotros y nos creemos esa pseudorealidad impuesta.

Estos conjuros y hechizos son ritos de conducta dirigida a hacernos pensar y creer aquello que pretenden. Por ejemplo, un filtro de amor.

Lo primero que te van a pedir es una prenda de la persona a hechizar. Esa persona ya echará en falta esa prenda o cuando la recupere estará cambiada. También te pedirán algo de las personas de alrededor, con el deseo que se filtre la idea que alguien te desea y pueda captar la atención de esa persona a hechizar.

Esa predisposición para hacerte escuchar o atender o buscar ese estado vulnerable para actuar es imprescindible. Si hace falta que pongan gato muerto en tu puerta o el nombre de tu futuro amor por todos lados, lo harán. En cuanto les des oído, esa vanidad te hará caer en las redes de la manipulación y esos espíritus turbados te harán creer que deseas esa persona. Esa idea maligna o ese sentimiento perturbado llegará a ti a través de ese fluido malintencionado y la influencia de esos espíritus turbados, que actúan para burlarse de ti y avivar el mal. Y puede afianzarse en ti, si tu fe en Dios no es verdadera.

Tus guías siempre van a ayudarte. Si tu fe es fuerte, no debes preocuparte, pues tus guías te alejarán de los hechos y no permitirán que esas ideas penetren en ti.

Pero si tu fe es débil y ese hecho podría refortalecer tu fe y ser un reto de enseñanza, dejarán que penetre ese filtro de amor para que aprendas. Tus guías seguirán aconsejándote, y de esa lucha por liberarte de ese conjuro, saldrás reforzada. Pero si decides dejarte llevar cada vez más y te sumes en una continuidad de mal, tus guías podrían no tener efecto y quedar a expensas del mal.

¿Por qué Dios permite la brujería?

Dios permite el mal en la Tierra para que aprendamos a fortalecer nuestra fe y sepamos diferenciar el bien del mal. En pro de esa enseñanza para poder liberarnos de la reencarnación y ganar la vida eterna para vivir junto a Él.

Para evitar la brujería, debemos luchar contra el mal. ¿Cómo? Con la fe de Dios, creyendo en Dios. ¿Y si mi fe no es suficiente? Ponte en manos de un buen médium, un médium vidente completo o clarividente. Pues si ya estás sumido en una asociación de brujería, o padeces un maleficio, este médium podrá liberarte.

Manteros firmes en la fe de Dios y el mal no os tocará.

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